OPERACIÓN VALLE

Miguel Ángel Gayo Sánchez

El lugar para el contacto se estableció en un valle rodeado de montañas, en pleno Picos de Europa. Sin duda, los macizos que lo flanqueaban dificultarían cualquier sistema de contraespionaje electrónico. También la ubicación de ese humilde bar, ubicado en un pequeño pueblo, se presentaba idóneo para que la operación se formalizase con éxito.
Así que entré con paso firme y me dirigí directamente a la barra. Enseguida reconocí a mi contacto. Se trataba de una mujer hermosa, exuberante en su madurez. Tomaba un café y un vaso de agua.
–El café con el agua mixtura bien –dije pidiendo lo mismo para mí–. También las personas debemos aprender a mezclarnos.
La mujer mojó sus labios, carnosos y sensuales, en el agua. Se mostró profesional:
–¿Trae el prototipo?
Esperé a que el camarero se alejase.
–Sí –dije deslizando una pequeña caja.
La mujer abrió la caja y extrajo el collar de perlas.
–He reservado alojamiento –dijo pasándome una tarjeta con la dirección de la casa rural y una llave–. Entraremos por separado.
La seguí con discreción. Llevábamos casados veinte años. Pero fue ella la que pensó que debíamos meterle un poco de misterio a nuestro aniversario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario