Concurso de Relatos 2014

La Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre convoca el IV Concurso de Microrrelato "LEONARDO BARRIADA" de acuerdo a las siguientes

BASES

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1...Pueden presentarse al concurso autores mayores de 18 años con un único relato original e inédito, no presentado a ningún certamen literario, escrito en lengua castellana y con un máximo de 200 palabras.

2...El relato estará escrito en prosa, el tema sobre el que deberá tratar               será  "LAS CRIATURAS DEL BOSQUE” sin más límites que los que ponga vuestra imaginación.

3...Los relatos se enviarán por correo electrónico a info@asociacionfelixmartino.es como un fichero adjunto. En el cuerpo del mensaje reseñaran nombre y apellidos del autor, teléfono de contacto, correo electrónico y lugar de procedencia. En el asunto figurará: Concurso de Relatos.

4...Los relatos se enviarán desde la fecha de publicación de estas bases hasta las 24:00 (hora española) del 21 de junio de 2015. Por el hecho de presentarse al premio, los autores aceptan las presentes bases y se comprometen a no retirar su obra una vez presentada.

Durante el mes de julio 2015 se colgarán en la página web de la Asociación los diez relatos finalistas, de entre los que saldrán los dos ganadores.

5... El jurado estará compuesto por el ganador de la  convocatoria anterior: Don José Manuel Gómez Vega y el segundo clasificado, Don Ricardo Casado Chacón, reservándose la Asociación Félix de Martino la potestad de designar suplentes si fuera necesario.

6... El fallo del jurado será inapelable y se hará público en el transcurso de un acto que tendrá lugar el 15 de Agosto de 2015  en la sede de la Asociación Félix de Martino. No obstante, la Asociación se reserva el derecho a modificar esta fecha si por necesidades de organización fuera preciso.

7... Para concurrir a los premios de este concurso, será requisito imprescindible que el autor que resulte galardonado acuda al acto oficial de entrega de premios para recoger personalmente su distinción. Si por causa de fuerza mayor no pudiera, podrá enviar a un mandatario para que lo haga en su nombre.

No cumplido el requisito del párrafo anterior, se perderá la condición de galardonado y el premio pasará al siguiente finalista.

El jurado estará facultado para resolver toda cuestión de su competencia que no hubiera quedado establecida de modo explícito en estas bases

8... Los premios serán los siguientes:

PRIMER PREMIO: Una estancia de dos noches en la casa rural “El Conventu del Asturcón” en Lago (Asturias) en régimen de alojamiento y desayuno para dos personas, previa consulta de disponibilidad www.elconventu.com Válido hasta 15.Julio.2016; Diploma Acreditativo y publicación en la web de la Asociación http://www.asociacionfelixmartino.es/

SEGUNDO PREMIO: Descenso del Sella en canoa para dos personas a realizar en la Escuela Asturiana de Piragüismo antes de Octubre 2016,  http://www.piraguismo.com/descenso-sella.asp,

Diploma Acreditativo y publicación en la web de la Asociación http://www.asociacionfelixmartino.es/.

9... En cumplimiento de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), se informa que los datos personales que el concursante aporte para poder formalizar su participación, serán tratados de manera totalmente confidencial y con todas las medidas de seguridad establecidas por la Ley, con el fin de evitar accesos y tratamientos no autorizados. Asimismo, los datos no se cederán a terceros ni serán usados para fines que no sean estrictamente el de informar sobre el desarrollo del concurso o/y las iniciativas culturales de la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre.

10. .Tanto los autores de los relatos ganadores como los autores de los textos finalistas autorizan a la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre para la publicación y difusión de su trabajo en la página web de la entidad.

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LOS 10 RELATOS FINALISTAS DEL III CONCURSO “LEONARDO BARRIADA”.

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EL OYENTE
José Andrés Antón Canto

     Aquel hombre ya mayor, vestido de negro, con los lustrosos zapatos también oscuros, había tomado asiento en la soledad de uno de los bancos de madera al fondo de la entelada y vetusta Sala de Reuniones. Antes de entrar, tras descender con cierta torpeza del modesto carruaje, los mendigos y los desarrapados muchachos se habían mofado de su aspecto sin misericordia.

     Asistió impertérrito a la asamblea que debía acordar esa misma mañana el voto afirmativo o denegatorio al suministro de bienes, fondos y personas, de consuno con los otros Concejos de la comarca, para el abastecimiento de la ansiada guerra contra la odiada Inglaterra.

     Poco antes de acabar la reunión, el forastero la abandonó con sigilo. Una mueca de satisfacción podía adivinarse en su rostro enfermo mientras los chicos redoblaban sus crueles chanzas. El cochero atizó con violencia a los caballos dejando una espesa estela de polvo en su apresurada marcha.

     Mas retornemos a la Casa del Concejo. Levantada ya la sesión, sin apenas poder incorporarse de la silla, le temblaba todo el cuerpo al anciano Secretario. Solo él, hombre muy viajado y de vasta cultura, pareció haber reconocido en aquel oyente enigmático al rey Felipe de España.   

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ORGANIZANDO LA AYUDA
Luisa Hurtado González 

 

La campana viene sonando todos los días desde hace dos semanas. De modo que, cuando cae el sol, los vecinos nos reunimos para seguir con las deliberaciones y las decisiones tomadas por mayoría. Viéndonos cualquiera podría pensar que tenemos al pueblo, a las tierras y a los animales, desatendidos y sin directrices; pero lo cierto es que el verano pasa sobre nuestras casas tan sin noticias y sin problemas como ha pasado siempre. De momento hemos decidido mantener la educación y la compostura; comprendemos que al Hortensio, con la muerte de su mujer, la casa se le cae encima y el concejo viene a suplir su acuciante necesidad de consuelo, conversación, apoyo y ayuda.

No obstante el viernes pasado, por la mañana, en una era que queda lejos de las que él transita, nos volvimos a reunir. Decidimos que, si pasado el verano, no acababa por sentirse menos solo y más dueño de su casa y de su vida, no haríamos chistes ni veríamos con malos ojos que la buena de Delia, que se ofreció voluntaria, tomase la iniciativa y se hiciera cargo de él de la mejor forma que pueda. 

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EL CONCEJO DEL AÑO
José Manuel Gómez Vega

Una Marzo pizpireta se puso en pie para recibir el bastón de mayordomo de manos del escuálido Febrero. Los meses se sentaban sobre doce piedras milenarias colocadas en círculo al pie del campanario del año. Siempre era igual, tras las tres campanadas de Marzo, el concejo se dividía entre quienes pedían alargar el invierno y quienes pedían adelantar la primavera. Por eso Marzo era tan impredecible: un día podía decretar una helada a petición de la vieja Diciembre, y al día siguiente calorcito a propuesta de Agosto. (Por cierto, la proximidad de éste a Julio era fuente constante de habladurías, porque la mitad de los concejos compartían manta maragata y la otra mitad se aplicaban uno al otro cremas bronceadoras).

Aquellos concejos, celebrados cada primero de mes, mantenían al año unido. Unas veces cedían unos y otras otros: ése era el espíritu. Además, cada mayordomo debía ofrecer un convite y contar una historia, algo siempre bienvenido. Marzo se había presentado este año con doce pomelos que dijo fortalecían el sistema inmunológico, y había repetido la historia de unas abejas aventureras. A este respecto el consenso era unánime: el misterioso Noviembre, con sus castañas asadas e historias de fantasmas, resultaba insuperable.

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EL CORAZÓN DE LA TORMENTA
Oscar Royo Royo

 

La última resolución del concejo fue a todas luces desesperada. No se parecía a ninguna de las anteriores medidas que la asamblea de vecinos, reunida en la plaza del pueblo, había tomado desde que comenzó la sequía. De poco había servido arreglar las acequias para ahorrar agua; no llovía desde hacía tres años y el valle entero agonizaba ocre, polvoriento y triste.

Siguiendo las indicaciones del concejo, todos los vecinos del pueblo acudieron a lo más profundo del Bosque de Salambre y, una vez allí, enterraron junto a los manantiales secos las cartas de amor que nunca se atrevieron a enviar, susurraron a los pozos vacíos las palabras que jamás dijeron a sus seres queridos y gritaron, junto al viento que aullaba entre las ramas secas de los robles, por cada dolor secreto que marchitaba sus corazones.

No se pusieron de acuerdo en lo que sucedió a continuación. Unos hablaron de un roce de cerrojos abriéndose a su alrededor en el bosque; otros, del alivio de algo que comenzaba a desatarse encerrado en su pecho... pero lo cierto es que todos, por primera vez en tres años, empezaron a llorar.

Sólo entonces, lentamente, comenzó a llover sobre el valle.

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DE LEY
Miguel Jiménez Salvador  

 

Han de saber Vuestras Mercedes que, el que será el más ilustre hijo de esta orilla del Tormes, regresó a la que fuera su casa, con aspecto de llevar bastante adelantados los trámites para su tránsito al reino del Altísimo. Tanto así que sus vecinos, tras una semana de no volver a saber de él, acudieron a la iglesia. El tañido de la campana convocó al Concejo. Se presentaron todas sus gentes, como les era ordenado, a excepción del buen Lázaro, claro. Tras largas horas de discusión, ya bien entrada la noche,  diéronlo por traspasado y sabiéndolo solo, le organizaron un sentido velorio. Y hete aquí que en medio de la emotiva procesión apareciose el finado tan pancho, arrebatando de sus perplejos paisanos, tal exclamación:

—¡Anda! Pero, ¿tú no estabas muerto?

Un profeta que acertó a pasar por allá, al conocer los detalles de la noticia, fue y escribió cuatro evangelios. Otro, una rumba.

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EL CAMPANERO
Yolanda Nava Miguélez 



Desde que Raimundo el campanero enfermase el sonido de las campanas ya no era el mismo. Pareciera que de pronto también ellas hubiesen enfermado y sonaban lentas, perezosas, y con un deje de tristeza que mermaba el buen ánimo del pueblo. Se hablaba poco, y cuando se hacía, era con palabras espinosas como espuelas. Las comadres quemaban los guisos y mal remendaban las ropa, y las bestias, nerviosas, desobedecían las órdenes de sus amos.

Por eso el día que llamaron a concejo nadie acudió. El alcalde ordenó al alguacil ir casa por casa reclutando personal para poner a punto las piedras movidas de la plaza, para limpiar de hierbajos y brozas las cunetas y para encauzar el río que, después de las últimas lluvias, se había desbordado.

Todos se disculparon y excusaron: que si andaban con la siembra…, que si tenían los huesos doloridos... De nada sirvió mencionar la abundante merienda de escabeche y vino que vendría después.

Pero, de pronto, las campanas empezaron a tañer llamando con el lenguaje de siempre a todo el pueblo. En el tercer toque Raimundo cerró los ojos, su último pensamiento estuvo lleno de pesadumbre: ¿quién tocaría para llamar a su funeral? 

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UN RECUERDO
Ricardo Casado Chacón




La casa está derruída, nada se me perdió allí hasta ahora. Algunas fotos, un lamentable futuro y sólo este recuerdo, demasiado intenso últimamente para posponer el viaje. 

Su mano rugosa, todavía confortable, endurecida por heladas y su testaruda rudeza. Ese agónico respirar, sonoro, de pulmones enfermos. Apenas una docena de metros, hasta el palomar de la Ricarda enrojecían su arrugada tez. Un alto en el camino. Tos. Alarido. Mueca de salmón fuera del agua. Frío, niebla. Cigarro. Su mano es yugo en mi cuello -quizá para que no le vea fumar. Lo tenía prohibido. ¿Qué ves allí, rapaz?  Hayas, un buey, vacas, no veo pero oigo ovejas y el río. Y el imposible olor húmedo y seco a la vez, ahora lo huelo, su olor. El tañir de la campana. Se incorpora y seguimos la marcha hacia la iglesia que está más cerca. Reunión de pastores...

- ¿Qué traes ahí, Torcuato? Mejor estaría jugando "marro" con los otros.

- El nieto se viene al concejo con su agüelo.... a ver si aprende algo, que mañana marcha a Madrid.

Me he subido a la tinaja grande de la bodega para encontrar un cigarro escondido cuatro décadas atrás. Ese imposible olor.  

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GAMBITO DE REY 
Susana Romero Martín

 

Los contrincantes entraron en la sala, serios y circunspectos. Se oyeron apenas unos aplausos, silenciados por el resto de espectadores. 

Kárpov y Kaspárov se acercaron, se dieron la mano y se sentaron ante el tablero. 

Kárpov jugaba con blancas. Las cámaras de medio mundo estaban pendientes de cada movimiento. Entrecerró los ojos y los dirigió al tablero, preparándose para una apertura clásica.

Sin embargo, para su sorpresa, en lugar del peón elegido para el sacrificio se encontró a la dama, envarada e incómoda en una casilla demasiado expuesta.  

Ni la tradición del juego, ni la importancia del mundial, nada, no hubo forma de convencerles. Una vez que los peones, reunidos en concejo abierto, habían decidido que, a partir de ese momento, los reyes y damas ocuparían la vanguardia, solo quedó cambiar las reglas del juego. 

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UN ISLOTE DE PAZ 
Miguel Ángel Pérez García

 

La reunión del Concejo concluyó tentando a la medianoche, pero con una decisión tomada. Con las primeras luces del nuevo día todos los vecinos se levantaron y ocuparon sus puestos. Los ancianos fueron a cuidar a los más pequeños, los adolescentes quedaron al cargo de la comida y cada hombre y mujer en edad de trabajar se dirigió a la linde el pueblo. Allí comenzaron a cavar y cavar tal como estaba planeado, guardando la mitad de la tierra para sí y lanzando el resto fuera de su término. Cavaban de sol a luna y descansaban lo justo. Fueron dejando únicamente una lengua de tierra a modo de puente. Cavaron tan hondo que finalmente emergió el mar por la brecha abierta. Entonces, el Presidente del Concejo cavó con rabia, jaleado por los vecinos, hasta eliminar la lengua que los unía a tierra firme. 

Ahora su aldea surca el mar a la deriva, pero ya nadie les va a decir que deben hacer o pensar, ni en uno ni en otro sentido, tal como decidieron ellos. 

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EL VERDADERO CONCEJO
Nicolás Jarque Alegre

 

El viento primaveral, que baja feliz del Puerto del Pontón, acaricia las campanas de Nuestra Señora de las Nieves, provocando un tañido dulce. Un repicar solo perceptible para oídos avezados, que reclama la presencia de los paisanos que han de reunirse. Así, llegan desde la Majada de Vegabaño, la Senda del Arcediano, del pueblo, León, Madrid e incluso desde México y otros rincones los miembros del concejo de Sajambre. A medida que van apareciendo por la iglesia, los convocados se reencuentran con besos, abrazos, nostalgias compartidas… Una algarabía que solo se detiene cuando el silencio absoluto coloca a cada uno en su sitio. Entonces, se cierran las puertas de la parroquia y Adán, el más longevo de todos, abre la sesión.  

Tiempo después, mucho o poco según a quién se le pregunte, el concejo determina, como en años anteriores, el tema para el concurso de relatos «Leonardo Barriada», eligiendo para esta tercera edición, precisamente, el concejo y, además, acuerdan mantener la campaña infalible de sueños bucólicos para influir en los organizadores. De esta manera, tras numerosos vítores a Soto, se clausura el concejo y las almas se van despidiendo hasta al año próximo, si Dios quiere.

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La Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre convoca el III Concurso de Microrrelato "LEONARDO BARRIADA" de acuerdo a las siguientes

BASES

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1...Pueden presentarse al concurso autores mayores de 18 años con un único relato original e inédito, no presentado a ningún certamen literario, escrito en lengua castellana y con un máximo de 200 palabras.

2...El relato estará escrito en prosa, el tema sobre el que deberá tratar es "EL CONCEJO" y para que no tengáis ninguna duda sobre lo que estamos hablando, os aportamos unas pequeñas aclaraciones para que os sirvan de guía:

 «El concejo abierto es un sistema democrático de administración local… Eran estos concejos ‘a campo abierto’ o ‘a son de campana tañida’ una asamblea general de vecinos, de obligada asistencia, expresión de verdadera solidaridad campesina. Ejercían la triple potestad, legislativa, ejecutiva y judicial… Tenían facultades electivas y deliberantes en una doble vertiente: la pública, que atañía a los intereses del común, y la privada, referida a las cuestiones que concernían a las relaciones entre vecinos… La vida del concejo se reguló, en un principio, por las viejas costumbres que se transmitían por tradición oral. Pero posteriormente dispusieron de unas ordenanzas aprobadas por el vecindario».

Francisco Tuero Bertrand, Diccionario de Derecho Consuetudinario e Instituciones y Usos Tradicionales de Asturias, Gijón: Trea, 1997, pp.40-41.

Funciones: gobierno de la actividad agraria (reparto de tierras comunales, cotos, aprovechamiento del bosque), de la vida ganadera de la colectividad (regulación de pastos, derrotas), trabajos concejiles (arreglo de caminos y puentes, monterías para la caza de animales salvajes, vecerías), medidas de la policía concejil para la persecución de criminales, regulación del orden público y moral, ayudas a enfermos y desvalidos, etc. Fuente: Francisco Tuero Bertrand. Información  completada por Elena Rodríguez.  

A través de este enlace http://lacasadelabolera.blogspot.com.es/2012/09/los-concejos-de-sajambre-precisiones.html Elena Rodriguez, historiadora y Catedrática de la Universidad de Huelva  desarrolla los tres significados que la palabra polisémica “concejo” tiene en esta región del norte peninsular:

 1. CONCEJO COMO ASAMBLEA VECINAL

La asamblea vecinal, que fue la forma más antigua de administración local, recibió el nombre de «concejo» desde antiguo al derivar del término latino concilium, que significa reunión o asamblea. Esto se mantuvo en expresiones como las de «llamar a concejo» (cuando se convocaba a campana tañida), «ir a concejo» (asistir a dicha reunión quienes tenían la categoría jurídica de «vecino») o la «casa de concejo» (lugar en el que se congregaban los miembros de la asamblea vecinal).

2. CONCEJO COMO AYUNTAMIENTO

A partir del siglo XIV, al frente de cada «concejo abierto» o asamblea vecinal habrá un regidor (con su suplente legal: «teniente de regidor»), cuyo conjunto formaba el «Regimiento», un órgano colegiado que en Sajambre constituyó el Ayuntamiento antiguo junto con el Juez y el Procurador.

Este «concejo cerrado» empezó a minar las competencias autónomas de los concejos abiertos porque muchas veces las decisiones se tomaban sin tener en cuenta la opinión de los vecinos, a los que simplemente se les notificaban las medidas adoptadas.

3. CONCEJO COMO TÉRMINO MUNICIPAL

Al igual que sucedió en todo el reino de León y en el de Castilla durante la Plena y Baja Edad Media, y del mismo modo que en Asturias en la Edad Moderna y en la Edad Contemporánea hasta el tiempo presente, la palabra tradicional y extendida en Sajambre para definir el territorio que formaba el término municipal fue la de «Concejo».

3...Los relatos se enviarán por correo electrónico a info@asociacionfelixmartino.es como un fichero adjunto. En el cuerpo del mensaje reseñaran nombre y apellidos del autor, teléfono de contacto, correo electrónico y lugar de procedencia. En el asunto figurará: Concurso de Relatos

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4...Los relatos se enviarán desde la fecha de publicación de estas bases hasta las 14:00 (hora española) del 15 de junio de 2014. Por el hecho de presentarse al premio, los autores aceptan las presentes bases y se comprometen a no retirar su obra una vez presentada.

Durante el mes de julio 2014 se colgarán en la página web de la Asociación los diez relatos finalistas, de entre los que saldrán los dos ganadores.

5... El jurado estará compuesto por el ganador de la  convocatoria anterior: Don Cristian Martín Ríos y la segunda clasificada, Doña Mar González Mena, reservándose la Asociación Félix de Martino la potestad de designar suplentes si fuera necesario.

6... El fallo del jurado será inapelable y se hará público en el transcurso de un acto que tendrá lugar el 15 de Agosto de 2014 en la sede de la Asociación Félix de Martino. No obstante, la Asociación se reserva el derecho a modificar esta fecha si por necesidades de organización fuera preciso.

7... Para concurrir a los premios de este concurso, será requisito imprescindible que el autor que resulte galardonado acuda al acto oficial de entrega de premios para recoger personalmente su distinción. Si por causa de fuerza mayor no pudiera, podrá enviar a un mandatario para que lo haga en su nombre.

No cumplido el requisito del párrafo anterior, se perderá la condición de galardonado y el premio pasará al siguiente finalista.

El jurado estará facultado para resolver toda cuestión de su competencia que no hubiera quedado establecida de modo explícito en estas bases

8... Los premios serán los siguientes:

PRIMER PREMIO: Una estancia de dos noches en la casa rural “El Conventu del Asturcón” en Lago (Asturias) en régimen de alojamiento y desayuno para dos personas, previa consulta de disponibilidad www.elconventu.com Válido hasta 15.Julio.2015; Diploma Acreditativo y publicación en la web de la Asociación http://www.asociacionfelixmartino.es/

SEGUNDO PREMIO: Descenso del Sella en canoa para dos personas a realizar en la Escuela

Asturiana de Piragüismo antes de Octubre 2015,  http://www.piraguismo.com/descenso-sella.asp,

Diploma Acreditativo y publicación en la web de la Asociación http://www.asociacionfelixmartino.es/.

9... En cumplimiento de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), se informa que los datos personales que el concursante aporte para poder formalizar su participación, serán tratados de manera totalmente confidencial y con todas las medidas de seguridad establecidas por la Ley, con el fin de evitar accesos y tratamientos no autorizados. Asimismo, los datos no se cederán a terceros ni serán usados para fines que no sean estrictamente el de informar sobre el desarrollo del concurso o/y las iniciativas culturales de la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre.

10. .Tanto los autores de los relatos ganadores como los autores de los textos finalistas autorizan a la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre para la publicación y difusión de su trabajo en la página web de la entidad.

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Mientras que nuestros jueces leen y releen vuestros relatos para elegir a los finalistas del II Concurso de Relato Breve “Leonardo Barriada”, nos obsequian con estos relatos para amenizar la espera.

Gracias Mercedes y Nicolás por vuestra labor y dedicación y sobre todo por vuestra generosidad.

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Tardes de domingo

El domingo teñía la tarde de olor a golosina y sabor a infancia.

Ésta había quedado perdurando allí, frente al puesto de algodón de azúcar en el que mi padre cumplía las promesas vertidas entre semana para corresponder a mi buen comportamiento.

Aquellas manos hilaban con mágica destreza el mullido manjar en el que yo hundía mi nariz y que dejaba pringosa mi sonrisa.

Se llamaba María y supe, por mi abuela, que esas mismas manos también eran las que tejían mis medias especiales. Esas de lana que reservaba para con mi faldita de tablas y lucía bajo la firme mano de mi padre. Las tardes de domingo.

Hilaba en la noche. Siempre en silencio a pesar de la algarabía que las demás mujeres formaban alrededor de la lumbre. Sonreía sólo cuando algún niño asomaba por allí y entonces se apresuraba a regalarle el giro de su rueca y el abrazo de su regazo, huérfano de hija desde hacía mucho tiempo.

Hombres y mujeres, rumoreaban que nunca lo había superado.

Después de que la abuela me lo contase, supe que mis pies eran la huella de su tristeza y mi sonrisa el mejor regalo que podría enviarle a sus recuerdos.

Mercedes García Llano

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Hasta luego

Aquella noche el fuego no calentaba tanto como las miradas que le dedicaba mi hermano mayor a Purita, la más joven de las costureras que hilaban junto a nuestra madre, sin que ninguna de ellas se percatase ni se distrajeran de dar punto a la tela y a los cotilleos de los paisanos. Y al otro extremo de la cocina, padre y otros hombres arreglaban el pueblo con sus bravuconadas mientras nosotros nos entreteníamos con las historias de la abuela. Pero todo esto no era lo que yo quería contar, sino el momento en el que el abuelo entró por la puerta y con un carraspeo sonoro llamó nuestra atención. Le miramos y con la voz cascada por los años nos dijo: «Mañana marcho con Ambrosio. Decidme si queréis que os haga algún recado». No me puedo olvidar que todos guardamos silencio como en los velatorios hasta que el abuelo, después de pasar revista a nuestros ojos, volvió a insistir ya enfadado, «Decidme, que no dispongo de todo el tiempo del mundo». Fue mi madre la que emocionada quebró la escena y le encargó una agua de rosas para los días de fiesta. Y tras ella, hablamos los demás. Aperos, dedales, un reloj, navajas, cuadernillos, un libro de aventuras, caramelos, un globo y un trozo de mar para Juanillo es lo que le encomendamos. La abuela mientras tanto solo alcanzó a pronunciar entre sollozos: «Viejo del demoño, ¿por qué?». Y jamás lo volvimos a ver con vida.

Nicolás Jarque Alegre

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     Ilustración: Juan Luis López (Juanlu)                                    Diseño del Cartel: Rosa Martínez

La Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre convoca el II Concurso de Relato Breve "LEONARDO BARRIADA" de acuerdo a las siguientes

BASES

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1...Pueden presentarse al concurso autores mayores de 18 años con un único relato  original e inédito, no presentado a ningún certamen literario, escrito en lengua castellana y con un máximo de 250 palabras.

 2...El relato estará escrito en prosa, el tema sobre el que deberá tratar es "LA HILA" y para que no tengáis ninguna duda sobre lo que estamos hablando, transcribimos la información que el blog "La hila de Pío" proporciona sobre dicha tradición  http://lahiladepio.blogspot.com.es/p/la-hila.html

 Dice la Real Academia, tertulia que en las noches de invierno tenía la gente aldeana en alguna cocina grande, al amor de la lumbre, y durante la cual solían hilar las mujeres.

Ellas trasformaban fibras textiles en hilo mientras se compartían e intercambiaban ideas y opiniones que a veces también requería "hilar fino".

En estas tertulias se reunían, además de las mozas, las mujeres hacendosas, las decidoras, los viejos achacosos y los mozos aspirantes a alguna moza de buen ver cómo nos hizo saber José Calderón Escalada, escritor e investigador cántabro de principios del siglo XX.

 Eutimio Martino Redondo, nacido en 1925 en Vierdes, jesuita e historiador español, catedrático emérito de la Universidad Pontificia de Comillas, describe "La Hila" en su libro Sajambre Los Cantabros y la Reconquista, en estos términos:

En Sajambre fue costumbre secular la "hila", la "jila", una forma de velada popular en las noches de invierno, noches inmensas en las que hay espacio para dormir y para  contar historias de un pasado que se resiste a morir. Era un rito frente al fuego con el respaldo estremecido que daba la noche, la nevada y la sentida presencia de los que se fueron.

3...Los relatos se enviarán por correo electrónico a info@asociacionfelixmartino.es como un fichero adjunto. En el cuerpo del mensaje reseñaran nombre y apellidos del autor, teléfono de contacto, correo electrónico y lugar de procedencia. En el asunto figurará: Concurso de Relatos.

4...Los relatos se enviarán desde la fecha de publicación de estas bases hasta las 14:00 (hora española) del 15 de junio de 2013. Por el hecho de presentarse al premio, los autores aceptan las presentes bases y se comprometen a no retirar su obra una vez presentada.

Durante el mes de julio 2013 se colgarán en la página web de la Asociación los diez relatos finalistas, de entre los que saldrán los dos ganadores.  

 5... El jurado estará compuesto por los dos ganadores de la categoría general de la convocatoria anterior: Doña Mercedes García Llano y Don Nicolás Jarque Alegre, reservándose la Asociación Félix de Martino la potestad de designar suplentes si fuera necesario. 

 6... El fallo del jurado será inapelable y se hará público en el transcurso de un acto que tendrá lugar el 15 de Agosto de 2013 en la sede de la Asociación Félix de Martino. No obstante, la Asociación se reserva el derecho a modificar esta fecha a su conveniencia.

 7... Para concurrir a los premios de este concurso, será requisito imprescindible que el autor que resulte galardonado acuda al acto oficial de entrega de premios para recoger  personalmente su distinción. Si por causa de fuerza mayor no pudiera, podrá enviar a un mandatario para que lo haga en su nombre. 

No cumplido el requisito del párrafo anterior, se perderá la condición de galardonado y  el premio pasará al siguiente finalista.

El jurado estará facultado para resolver toda cuestión de su competencia que no hubiera quedado establecida de modo explícito en estas bases.

8... Los premios serán los siguientes:

 PRIMER PREMIO:  Una estancia de dos noches en la casa rural “El Conventu del Asturcón” en Lago (Asturias) en régimen de alojamiento y desayuno para dos personas, previa consulta de disponibilidad. www.elconventu.com Válido hasta 15.Julio.2014; Diploma Acreditativo y publicación en la web de la Asociación http://www.asociacionfelixmartino.es/

SEGUNDO PREMIO:  Diploma Acreditativo y publicación en la web de la Asociación http://www.asociacionfelixmartino.es/

9...En cumplimiento de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), se informa que los datos personales que el concursante aporte para poder formalizar su participación, serán tratados de manera totalmente confidencial y con todas las medidas de seguridad establecidas por la Ley, con el fin de evitar accesos y tratamientos no autorizados. Asimismo, los datos no se cederán a terceros ni serán usados para fines que no sean estrictamente el de informar sobre el desarrollo del concurso o/y las iniciativas culturales de la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre.

10. ...Tanto los autores de los relatos ganadores  como los autores de los textos finalistas autorizan a la Asociación Félix de Martino de Soto de Sajambre para la publicación y difusión de su trabajo en la página web de la entidad.

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I Concurso de Relatos Breves “Leonardo Barriada”.

¡¡YA TENEMOS GANADORES!!

No ha sido nada fácil decidir. La participación en el concurso ha superado con creces nuestras expectativas y ha sido muy gratificante recibir vuestras aportaciones. Era la primera vez que organizábamos un concurso de relatos y aunque hemos intentado salvar nuestra inexperiencia con la ilusión,  se nos ha podido escapar, tal como alguno de vosotros ha apuntado, algún “lapsus machinae” o tal vez un “lapsus lingue” que procuraremos no se repita en próximas ediciones, en las que esperamos contar con vuestros relatos y con vuestra comprensión.

Hemos pedido a nuestros ganadores que nos hablen un poquito de ellos y así lo han hecho. Os dejamos con sus reseñas para que les conozcáis.

1º PREMIO 

“TRAS LAS BRUMAS DE LOS SUEÑOS” 

Mercedes García Llano:

Hace cuarenta y ocho años alguien y algo se involucró para que yo pudiera responder al nombre de Mercedes y mi vida se balanceara al ritmo de las mareas de la Playa de San Lorenzo, aquí en Gijón; desde entonces,  yo también intento corresponder haciendo acto de amor con palabras, aquellas que me conquistaron en mis años de estudiante de profesora,  y que  algún traspiés de la vida las hizo derrapar,  aparcándolas  entre  huellas de tinta que cada día me deja mi trabajo de una oficina ubicada, eso sí,  en la secretaría de un centro de enseñanza que me envuelve de olores a lápiz y papel. Desde el cajón de mi mesa, sé que mis sueños y mis palabras, siguen ahí, ávidas de rescate. Por eso salgo cada día en su busca.

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2º PREMIO

“EL PARAISO”

Nicolás Jarque Alegre:

Nací hace más de tres décadas en Albuixech, un pueblecito del Mediterráneo, donde las cometas vuelan en la playa como mi imaginación. Desde pequeño descubrí que jamás sería capaz de dibujar figuras en el aire y que a mi imaginación solo podía dominarla, escribiendo.  Aún teniéndolo claro, esto último siempre lo fui posponiendo mientras aprendí los secretos de los números y a contabilizarlos. Ya de contable fue cuando me atreví a plasmar, hace unos cuantos años, todas esas historias que sobrevolaban  mi cabeza a una hoja en blanco, y me gustó. Desde entonces, escribo, y de esta forma consigo calmar a mi díscola imaginación disfrutando de esta nueva armonía entre los dos.

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GANADOR DE LA CATEGORIA INFANTIL

"ELJUEGO DEL ESCONDITE"

CKenneth Clark Miguel:

Erase una vez un pueblo pequeño sin muchos habitantes pero con mucha historia llamado Soto de Sajambre tenía algunos niños que jugaban al fútbol y vivían muchas historias y aventuras divertidas juntos en el pueblo de Soto de Sajambre o en sus alrededores entre sus árboles y toda su naturaleza, especialmente en verano cuando el tiempo era bueno y daban las vacaciones en el colegio. Jugaban al escondite en los bosques y un día pasó algo fuera de lo normal. No encontraban a su amigo Lucas, le buscaban por todas partes pero no aparecía, la policía también jugó al escondite, pero no como juego sino muy seriamente.

Después de varias horas seguía sin aparecer. Mientras tanto Lucas estaba pasando una aventura que nunca olvidaría. Había una casa muy grande abandonada en la que había entrado para esconderse, pero algo le llamó la atención en aquella casa. Era un papel que desde lejos no significaba nada pero se acercó para ver que era. No comprendía muy bien la letra pero sin duda se trataba de algo extraño fuera de lo común. Había una foto de una persona que parecía un médico con una bata blanca y debajo ponía un titular: “El Dr. Benítez ha asesinado el día 7 de mayo de 1999 a Lucas Domínguez un paciente con problemas psicológicos”.

Ese tal Lucas Domínguez era él, y no podía haber muerto, pues él lo estaba leyendo y no estaban en 1999, estaban en 2012. Le entró miedo ya que acababa de leer que él mismo había muerto.

Salió corriendo de aquella casa cuando de repente oyó un sonido que venía de detrás de él y le entró la tentación de darse la vuelta para mirar. Vio a una niña pequeña, aunque no pudo distinguirla muy bien por la oscuridad, la niña corría al final del pasillo y entró en una habitación de la que salía una luz roja. Lucas con mucho sigilo se acercó lentamente hacia ella, al ver la habitación vio que la niña se había sentado en una silla y estaba encogida. Al ver a Lucas alzó la vista y Lucas se horrorizó. Era la cara de una niña pero con muchas cicatrices, también le llamó la atención el vestido blanco parecido al de una Comunión. La niña tenía la cara llena de lágrimas, de ahí esos gemidos que llamaron la atención de Lucas al principio.

De repente, se oyó que la niña dijo: “Hola Lucas” entonces Lucas salió corriendo horrorizado de la casa, cruzó el bosque y llegó a Soto. Entonces supo que no había resuelto el enigma de porqué ponía su nombre debajo de aquella fotografía pero consiguió salir de aquella casa sano y salvo.

Aquella noche Lucas no pudo dormir bien, ni la noche siguiente, ni tampoco la siguiente, hasta que decidió contárselo a sus abuelos. Los abuelos de Lucas habían nacido y vivido en el pueblo toda su vida y conocían las historias más increíbles que habían sucedido. Cuando le oyeron contar lo que le había sucedido a su nieto le dijeron que no tuviera miedo que la niña sólo era una visión pero era inofensiva y la fotografía que había visto pertenecía a algo que sucedió hace muchos años, pero era mejor que no volviera a la casa más.

Lucas se quedó más tranquilo y no volvió a la casa aunque seguía jugando con sus amigos por el pueblo y por los alrededores llenos de árboles y naturaleza espectacular.

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FINALISTAS CATEGORIA GENERAL

Estos son los cinco finalistas elegidos entre los 85 relatos que se han presentado en el I Concurso de Relatos Breves “Leonardo Barriada”. Felicidades a los finalistas, entre los que saldrán los ganadores y gracias a todos los que habéis participado y habéis hecho posible que esta iniciativa haya sido un éxito de participación en su primera edición.
> Ver Relatos de finalistas. Deja tu comentario:

1. LA OTRA MIRADA
2. WAAR KOMT U VANDAAN?. IK KOM UIT SOTO DE SAJAMBRE
3. EL SUEÑO DE LA ÚLTIMA HOJA DE OCTUBRE
4. TRAS LAS BRUMAS DE LOS SUEÑOS
5. EL PARAISO

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Relato nº 64
Autor: Nicolás Jarque Alegre

El paraíso

—Padre, cuéntenos como nació nuestro rincón de Soto de Sajambre.
—¿Otra vez? ¿De verdad queréis?
—Por favor.
—De acuerdo hijos, volveré a trastear en mis recuerdos para endulzar vuestros oídos, dice así:
“Todo empezó la mañana que decidí buscar un espacio para asentarme y encontrar la tranquilidad. Anduve miles de leguas desde mi desierto natal hasta que mis pies percibieron que este era el lugar, y se detuvieron. Recuerdo que cuando llegué aquí, estas montañas aún no existían, eran simplemente unas piedrecitas pegadas a la falda de su madre. Tampoco se había formado ningún bosque, debido a que los arboles arribaron mucho más tarde, atraídos por la tierra dulce de estos lares, al igual que todos los animales que lo habitan. El río se formó cuatro estaciones después de la irrupción vital y trajo consigo al ecosistema acuático, tesoro de nuestros días. Los hombres aparecieron guiados, por la naturaleza, una primavera y se instalaron al inicio de estos parajes. Pronto edificaron casas, formaron sus familias con amor y trabajaron los campos vírgenes. El pueblo así nació, creció y se desarrolló. En poco tiempo se inundó de niños y niñas ávidos por aprender. El problema radicaba en que sus mayores, ocupados en otros menesteres, no podían satisfacer sus anhelos. Esa fue mi principal inquietud durante un periodo largo, tanto es así, que busqué por todos los rincones una solución y ninguna me convenció hasta que hallé a un hombre sabio, Leonardo Barriada se llamaba. Él fue el que fundó el “Coto Escolar Martino-Noriega” y  con ello surgieron nuevas generaciones más preparadas que ayudaron a prosperar nuestro hogar hasta nuestros días. Así que, colorín, colorado…”
—Padre es precioso. ¿Por qué no la incluye en nuestro libro?
—Ya sabéis la razón, angelitos míos. Ahora ya no es posible cambiar las escrituras.
—Pero no es justo, todos deberían conocerlo…
—Tengo una solución para eso, estoy pensando… que… ¿y si organizo un concurso de relatos?

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Relato nº 53
Autora: Mercedes García Llano

TRAS LAS BRUMAS DE LOS SUEÑOS

Yo también creí alguna vez,  en el  poder de las alturas. Escalé sueños allí.
Mi viaje,  siempre puntual  al finalizar el curso  entre mis seis  y doce años, se cargaba de maletas repletas de sed de aventura, que se instalaban  en la segunda planta de la casa de mi abuela,  soportada por muros de piedra y vigas de madera. Allí era donde se ubicaba mi habitación, a la que se accedía por un estrecho pasillo tras sortear una escalera de  medio caracol. No era muy grande y más bien parca en mobiliario: un armario de tres cuerpos de madera natural tallada con motivos florales;  una cama arropada con sábanas de algodón blanco, lavadas a mano en el molino y oreadas en verde, hacía de cobijo a mis sueños, y cuando éstos temblaban en la noche, la colcha de ganchillo entretejida en tardes  de lluvia por mi abuela, servía  de frontera entre la realidad  y el miedo a la oscuridad; una silla grande, robusta, a la que me subía para otear, desde el ventanal del corredor, lo más alto del cielo,  entrecortado por muescas de montañas; una mesilla de noche en la que cada día reposaba mi “cuaderno de bitácora”,  a la espera de rellenar sus cuadritos con historias que servirían de fondo a la temida redacción sobre las vacaciones que siempre debía entregar. Y en la esquina, al fondo,  un baúl también de madera labrada que enterraba alguno de mis preciados botines de antaño: un trébol de  casi cuatro hojas robado del huerto en mitad de la madrugada, la piedra del río en forma de corazón agujereado por balas de amor ametrallado , el bote de cristal que cada año hacia de hogar a algún insecto capturado, algunas hojas secas rescatadas del olvido de algún recóndito atajo, en un camino…
Nada parecía ser lo mismo allí. Y en verdad, no hacían falta relojes.
Todo se medía en trocitos de libertad: corretear por la huerta era desafiar al poder de la tierra;  juntar leña, dar calor al fuego de un brasero; respirar, soplar alientos  al aire;  mirar al cielo, abrir puertas al ingenio; reir, ponerle pinzas al pelo; llorar, dejar  el grifo de las nubes al descubierto;  merendar era abrir el cajón de una alacena , robar chocolate y ponerle bigote a una sonrisa;  ir a misa los domingos era salir de blanco y volver de marrón, saltando, regalándole  muelles al viento;  merodear por la antigua escuela,  rastrear  huellas  de tizas de  colores; pasear era seguir el curso del rio, hablándole en susurros de piedras. Cuanto más larga era la palabra más veces botaba sobre el agua  mi  piedra. Yo sabía que el río sabría leer mis palabras, usando quizá un braille de pequeñas emociones a punto de naufragar.
Una libertad por la que no se pagaba precio allí.
Pero el tiempo no parecía estar de acuerdo y marcaba inexorablemente su territorio, haciendo más visibles las arrugas en el rostro de mi abuela, y las heridas  en espera de cura, de su corazón. Cuando ella  dejó de escalar, Soto de Sajambre empezó a ser sólo un recuerdo.
La bruma,;  llegó casi sin avisar y humedeció mis ojos, obligándome a divisar perspectivas a ras de los pies, donde también se hace obligado  trepar.
Hoy, miro mi reloj. Marca el hueco de una añoranza  y sin pensar, cojo mi coche. Me arriesgo a seguir sus pasos. No tengo  necesidad de fijarme en mi destino. Sonreí. La niebla  serpenteando montaña arriba, hace que tenga que activar el limpiaparabrisas de mi vida, empañada de recuerdos de una borrosa libertad.

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Relato nº 32
Autor: Oscar Royo Royo

El sueño de la última hoja de octubre.

          Cuando la anciana abrió el balcón no podía creerlo. Era bien cierto que el ábrego había soplado con fuerza aquella noche en las calles de Oviedo. Ella misma lo había escuchado desde la cama castigar cierres y postigos, arrancar tejas enfermas, desvalijar coladas y el descanso de sueños ligeros. Pero, aunque la furia del viento había castigado por igual toda la fachada del pequeño bloque de pisos, solamente uno de los balcones parecía haberse visto afectado por el temporal; tan solo el suyo.
          En el resto de balcones nada había cambiado; las cascadas de geranios continuaban colgando desde de las jardineras donde reinaban crisantemos de tonalidades rojo, malva y melocotón. Sin embargo, no quedaba ninguna planta en el balcón de la anciana; el viento las había arrancado todas durante la noche para escupirlas, a continuación, contra una acera donde remolinos inquietos de hojas secas soñaban con remontar el vuelo y regresar a las ramas de los árboles.
        Sentada en la penumbra de la cocina, la mujer no acertaba a comprender porqué había tenido que ocurrirle a ella y no al resto de sus vecinas. Precisamente a ella, que había cuidado tanto a sus plantas, que incluso había hablado con ellas como dicen los que entienden que debe hacerse. Cada mañana mientras las regaba les había hablado de su infancia en Soto de Sajambre, de cómo corría a bañarse en el Agüera con sus hermanas, de los destellos del verano entre las hojas de los árboles, del olor a tierra mojada en los bancales después de la tormenta de la tarde, del sabor de los Sequillos y las Sopas de ajo que hacía su madre, de su primer baile en la plaza, de las noches salpicadas de risas y confidencias con sus amigas, mientras docenas de ojos perseguían besos en estrellas que se escapaban tan fugaces como los últimos días del verano.
         El orgullo hizo que no comentara a su hija lo sucedido en el balcón. La joven no sospechó nada cuando pasó a verla a la hora acostumbrada, con el tiempo justo para saber cómo estaba y marcharse a cenar con su novio. Apenas la vio entrar, la anciana le plantó un beso en cada mejilla y por un instante olvidó su disgusto refugiándose en la compañía de su hija.
         Sin embargo, una nueva ráfaga de viento hizo temblar los cristales de las ventanas, cuando la joven le anunció que el próximo verano no pensaba subir al pueblo, que prefería más piscina que río, comida japonesa que Sopas de ajo, escaparates de las tiendas que cielos estrellados, discoteca en la playa que baile con orquesta en la plaza del pueblo.
         La mujer se asomó al balcón para ver como la joven, siempre con prisas, salía de casa. Aturdida, intentaba convencerse de que no era cierto lo que acababa de ver en los ojos de hiedra de su hija, cuando una ráfaga de viento despeinó a la anciana. Aunque la calle estaba repleta a aquellas horas, aquel nuevo envite del ábrego tan solo alcanzó a su hija. La empujó zarandeándola como a un junco solitario en el vientre revuelto de una tormenta. La joven intentó aferrarse a algo, pero sus manos no encontraron donde asirse para no caer. No supo hallar amparo alguno a sotavento que le permitiera recuperar el equilibrio y seguir con su camino. La anciana vio desde el balcón como Rosa, su hija, caía finalmente al suelo. El viento la arrastró sin rumbo sobre la acera como arrastra cada año el sueño de la última hoja de octubre.

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Relato nº 30
Autor: Juan José Coronado Fernández

WAAR KOMT U VANDAAN?. IK KOM UIT SOTO DE SAJAMBRE

Una alumna expone ante el tribunal su trabajo de Candidatus sobre la Memoria oral. Es un trabajo discreto, sin fuerza, limitado a realizar entrevistas a los pocos supervivientes de la guerra civil española que ha conseguido localizar en un viaje relámpago por el norte de España.
       En el Power point ha colocado unas fotos de su propio abuelo, de niño. Al terminar, la profesora le ha preguntado la edad actual de su abuelo -85 años- y el nombre del pueblo -Soto de Sajambre-. También le ha pedido permiso para realizar copia de dos fotografías, una en la que aparece su abuelo con 8 o 9 años en la escuela del pueblo, y otra de una excursión a la Fuente del Infierno en compañía de la maestra y del resto de escolares, sin explicarle el motivo.
Mi nombre es María Sorensen. Hoy se cumple un mes de la muerte de mi padre, y no deja de ser asombroso que este mismo día una alumna danesa de 25 años exhiba una foto suya. Porque mi padre también nació en Soto de Sajambre, era de la edad de su abuelo, debió por tanto de haber jugado con él y, seguramente, es uno de los 13 niños que aparecen en la foto escolar o corriendo por los parajes del Sella, en donde, hoy hace un mes, arrojamos sus cenizas.
Son curiosidades que suceden: hay muchos leoneses en América, también en el País Vasco y en Cataluña, en Suiza y en Alemania, pero muy pocos los que se desplazaron al norte de Europa: esta joven ya plenamente danesa desciende de uno de ellos, la profesora de otro, y en un trabajo sobre el recuerdo resulta inevitable esta coincidencia. Y los apellidos no ayudan al reconocimiento: el de la joven es danés por nacimiento, el de la profesora por matrimonio.
Soto de Sajambre, Jurcueto, Cruz de Tarabito, Marjadas Sabugo, Collado el Cueto, Central Eléctrica, Mirador Ordiales… hasta Amieva; o bien: Los Moledizos, Peña Santa, Jario, Peña Beza…; o también: collado del Frade, Vega del Llos, hasta Posada de Valdeón; o: Vegabaño, la mole de Peña Santa: nombres que creía perdidos y que se reiteran ahora en mi memoria, machaconamente, desde que aquel apuesto hombretón que nos llevaba de la mano por todos estos caminos, riéndose de nuestra impericia y espoleándonos a caminar de firme por nuestra verdadera tierra, haya vuelto a ella.
Pero en este momento, a la profesora le duelen los ojos de tanto escudriñar los rasgos de esos trece escolares que miran perplejos a cámara, con sus pantalones cortos y sus jerseys de rayas, sin querer desvelar cuál de ellos es su padre: quiere grabar este tiempo retenido en su memoria, juntos los trece, con su maestra de primeras letras.
Este verano, cuando vuelva a Soto de Sajambre, haré cenizas estas fotos y las lanzaré en la Fuente del Infierno, y luego me desplazaré hasta su desembocadura, en Ribadesella, para verlo llegar.
Y te haré caso, Jesper, y el año próximo, ya jubilados, vendremos a vivir a este lugar que a ti tanto te agrada y que yo he llevado toda la vida escondido, pero sin borrarse, en el interior de mi memoria.
Porque tú, padre mío, tú nos cantabas en la serenidad de Copenhague, antes de enfermarte de morrriña y volverte solo a Soto “el que pierde su origen pierde también su identidad”. Esa identidad que me estás ayudando a recuperar con tu recuerdo, a partir de un trabajo de máster mal hilvanado y de pobre exposición, pero que me está llevando en volandas a nuestro verdadero hogar.

Traducción del Título: ‘¿De dónde eres?. - Soy de Soto de Sajambre’.

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Relato nº 25
Autor: Miguel Ángel Gayo Sánchez


LA OTRA MIRADA

En la víspera de mi sexto cumpleaños, el abuelo Nicolás me habló con la mirada ladeada al infinito, una pose teatral que reservaba para las cosas importantes de la vida:
–Ya tienes edad de acompañarme al desfiladero.
Desde su jubilación en la mina como picador en testeros, caminar por los montes se había convertido en algo más que un pasatiempo.
–En la soledad del camino tengo tiempo de ordenar lo que fue; de calibrar lo que soy; de meditar en lo que ha de venir.
Animado por su inagotable vitalidad, aquel día de iniciación nos adentramos por la senda del Arcediano, un camino que une Asturias con Soto de Sajambre desde tiempos inmemoriales. De su mano me enfrenté a un mundo desconocido para mí:
–¡Gigantes de piedra! –exclamé ante los enormes macizos que se alzaban majestuosos.
El abuelo se sonrió:
–Por muy grandiosos que te parezcan, apenas contemplas la cabeza de esos gigantes.
Me dijo que él, como minero, se había pasado media vida haciéndoles cosquillas en los pies.
–Los gigantes duermen plácidamente enterrados bajo tierra, pero algunas veces nuestras cosquillas terminan por despertarlos. Entonces los montes crujen por dentro y se cobran un precio. Por suerte, los gigantes son muy perezosos y enseguida se vuelven a dormir.
El abuelo me acercó al borde mismo del precipicio, donde la tierra parecía gravitar sobre el universo, y me sujetó con sus manos venadas de tiempo:
–Cierra los ojos y mira con atención.
Traté de discutir su contradictoria orden, pero él me cayó:
–Hay otra mirada –dijo. Luego cerró los ojos y levantó la cabeza hacia el horizonte. Sonreía de una manera especial, con el rostro pacificado por la brisa de las cumbres.
–Son los olores, son los susurros, aquí todo es distinto, prueba.
Hace ya muchos años que el abuelo Nicolás falleció, y aunque la vida me alejó de la tierra donde nací y me atrapó en el centro de una caótica ciudad, apelo a la otra mirada cuando el mundo en torno se me hace insoportable. Entonces cierro los ojos y escuchó la brisa batiéndose por el desfiladero, el olor a río lejano, el aleteo de las aves en busca de sustento, el legendario bostezo de los gigantes de piedra… y el espíritu se me aligera de toda preocupación y vuela libre por las cumbres de mi niñez. Pero es la cálida sensación de sentirme acompañado por el abuelo Nicolás la mejor de las recompensas y el mayor de los consuelos.